LOS GRITOS DE GABRIEL ZIMMERMAN



Grita, grita y grita, pero grita en silencio. Cuando el diseñador de joyas Gabriel Zimmerman, está en un fiesta y algo lo inquieta, ha resuelto gritar, calmado y mesurado, pero para sus adentros. "Sé que soy muy efusivo y que me cuesta controlar la rabia, pero he aprendido a dominarla de manera elegante", confiesa de su impasibilidad. Así, con sus buenas maneras, amansa su frenesí, cuando algo lo altera y amenaza su control. "Me da ganas de gritar cuando veo propuestas que no tienen un lenguaje propio, piezas de mala calidad y cuando veo el plagio me da una ira tremenda. No tolero la mediocridad", reconoce severo. Y cuando está en una reunión en donde coincide con los copiadores utiliza sus mejores armas. "Me valgo de la inteligencia y de las palabras justas", admite su secreto. Y aunque a veces sienta una "tormenta en el cuerpo", trata de manejar su escena y sólo le sonríe a la gente correcta. No a todos, eso jamás.

Por @mistercoppola

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