No uso prendas con las que no me sienta cómoda aunque estén muy de moda. Prefiero nutrir mi guardaropa de piezas atemporales que mezcladas entre sí creen un estilo propio.
No uso medias deportivas blancas y gruesas. ¡Aún menos con pantalones negros!
No promuevo los escotes excesivos para aquellos bustos desproporcionados que acostumbramos a ver en nuestra sociedad.
No uso la ropa de tallas inferiores a la que me corresponde. La ropa demasiado ajustada no luce elegante ni en las siluetas más estilizadas.
No mezclo telas que no son armoniosas entre sí, debe haber cierta coherencia bien sea por color o por textura. No se trata de mezclar por mezclar.
No uso prendas de invierno en épocas de calor sólo porque estén de moda en otras latitudes. En Venezuela disfrutamos de una sola estación. Si quiero lucir mis abrigos y botas de invierno, mínimo me voy a Mérida.
No uso el mismo color para cada pieza de un mismo atuendo. Un ejemplo: camisa, zarcillos, cintillo, correa, zapatos y cartera todo fucsia. ¡Definitivamente no!
No uso escotes pronunciados en una prenda superior con prendas excesivamente cortas en la parte inferior. No me hace falta mostrar todo, prefiero mantener un equilibrio.
No permito que mi ropa interior se asome por ninguna parte.
No quiero imitar a nadie al vestirme. Cuando puedo, juego a no repetir mi vestuario, tomando el momento de vestirme como un juego en el que me pongo el reto de crear un look distinto cada vez que asi lo desee.
-ADRIANA RODRÍGUEZ MAGDALENO, DISEÑADORA DE BARÁDUO-
Por @mistercoppola
Fotografía: ANÍBAL MESTRE
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